martes, 19 de noviembre de 2013

Identificación de la estructura del hueso

El tejido óseo es uno de los más resistentes y rígidos del cuerpo humano.
Su crecimiento longitudinal tiene lugar por sustitución de las células cartilaginosas del cartílago de crecimiento, situado entre la diáfisis y la epífisis de los huesos largos, por células de tejido óseo, tras finalizar la etapa de crecimiento, después de la adolescencia, todo cartílago de crecimiento se ha osificado.
El crecimiento en grosor se realiza a partir de la envoltura conjuntiva que rodea la diáfisis, el periostio, depositando capas concéntricas de hueso.

Si cortamos un hueso observamos una capa externa dura, densa y compacta constituida por tejido óseo compacto; su interior puede ser poroso, con pequeñas cavidades rellenas de una sustancia blanda roja, la médula ósea, o una cavidad grande, donde también hay médula ósea, cuya función es la formación de glóbulos rojos; con la edad disminuye la producción de células sanguíneas y la médula roja, en las cavidades mayores se sustituye por tejido graso, llamándose entonces médula amarilla.

Los huesos se clasifican según su estructura en:
·Huesos densos o compactos.
·Huesos esponjosos o trabeculares.

Y, según su forma, en:
·Huesos largos o de sostén: los extremos se denominan epífisis y el cuerpo central diáfisis. Entre la epífisis y la diáfisis está la metáfisis, en la que se encuentra el cartílago epifisario, encargado del crecimiento del hueso en su longitud.

·Huesos planos: tienen poco espesor, su longitud y anchura son similares. Se componen de hueso compacto en el exterior y de hueso esponjoso en el interior.

·Huesos cortos: su longitud, anchura y espesor son similares, se componen de una masa de tejido esponjoso rodeada por una superficie de tejido compacto.

Los huesos del esqueleto se hallan unidos entre sí por articulaciones.


Disposición y nomenclatura de los huesos del esqueleto
La cabeza: El cráneo está formado por 8 huesos. Dos temporales y dos parietales, frontal, etmoides, esfenoides y occipital.

El tronco: Comprende la columna vertebral, el tórax (costillas y esternón) y la pelvis.
La columna vertebral se inicia en la base del cráneo y desciende a lo largo del tronco hasta la pelvis. Se compone de 33 vértebras que poseen articulaciones semimóviles, son muy fuertes y se dividen en regiones según su localización: vértebras cervicales (7), cuyas primeras vértebras (atlas y axis); vértebras torácicas o dorsales (12), en las que se implantan las costillas; y vértebras lumbares (5), que se subdivide en sacro, formado por la fusión de cinco vértebras, y el cóccix, formado por la fusión de otras cuatro.

El tórax es una caja ósea y cartilaginosa formada por las vértebras, las costillas y cartílagos costales, los omóplatos y el esternón. En él se incluyen huesos largos (costillas), planos (escápulas) y cortos (vértebras). Se articula por su parte superior con las extremidades superiores. Las doce pares de costillas se unen por detrás a las vértebras y forman arcos que se conectan por delante con el esternón mediante el cartílago costal, excepto las dos últimas costillas de cada lado que permanecen libres y flotantes en la parte frontal. El esternón consta de tres partes denominadas, de arriba abajo: manubrio, cuerpo y apéndice. En esta “caja” torácica se alojan órganos importantísimos (como el corazón y los pulmones), las grandes arterias y venas, etc.

La pelvis o cadera es una estructura formada por huesos planos con articulaciones anteriores semimóviles en la que se insertan las extremidades inferiores. Limitado por el hueso sacro, el cóccix y los coxales, en su interior se albergan principalmente los órganos genitales y genitourinarios. Su porción anterior, unida por cartílago, es la que permite cierto desplazamiento de la pelvis durante el parto.


Las extremidades
Son huesos pares, cada uno de ellos tiene su simétrico en el lado opuesto del cuerpo. Se dividen en extremidades superiores e inferiores.

Los huesos que forman los brazos y las piernas son largos, y cortos los de las manos y los pies, son huesos con gran capacidad de resistencia y cuyas articulaciones son móviles, dependiendo de la parte de la extremidad y de su función.

El esqueleto de las extremidades superiores se articula en la región escapular, formada por dos omóplatos y dos clavículas; cada una de las extremidades está constituida por el húmero, que se articula con el omóplato por el extremo superior y por el inferior con el cúbito y el radio, los cuales, a su vez, se articulan con los huesos de la muñeca (escafoides, semilunar, piramidal, pisiforme, trapecio, trapezoide, hueso grande del carpo y ganchoso); la mano está formada por 5 metacarpianos (o metacarpos) y los dedos por 14 falanges.



El esqueleto de las extremidades inferiores se articula en los huesos iliacos que, a su vez, se articulan con el hueso sacro formando la cintura pélvica. El fémur o hueso del muslo es el más largo y fuerte del esqueleto; se articula en la rodilla con la tibia  a su lado el peroné. Los tobillos son dilataciones de la tibia (lado interior) y del peroné (lado exterior). En el pie, el tarso comprende el calcáneo, el astrágalo, el cuboides, el escafoides y 3 huesos cuneiformes; el metatarso tiene 5 huesos metatarsianos, y los dedos, 14 falanges.


Estudio de las articulaciones y los movimientos articulares
Las articulaciones móviles o diartrosis permiten grandes movimientos; son las articulaciones de brazos y piernas. Estas articulaciones son complejas y se hallan recubiertas por tejido hialino. Todas presentan una cavidad articular envuelta por una membrana sinovial, con líquido en su interior, el denominado líquido sinovial.

Las articulaciones semimóviles o anfiartrosis sujetan fuertemente los huesos permitiendo un movimiento de mayor o menor amplitud según los casos.

Un ejemplo son las articulaciones intervertebrales. Esta articulación debe ser muy sólida y resistente, y a la vez permitir los movimientos de flexión necesarios. Está compuesta por fibras colágenas y se halla rodeada de fuertes ligamentos fibrosos.

Otros ejemplos son los huesos del pubis y el hueso coxal.

Las articulaciones fijas se denominan sinartrosis y permiten sólo un ínfimo movimiento articular y constituyen, prácticamente, una unión fija entre los huesos.

Están formadas por tejidos cartilaginosos o fibrosos y reforzados mediante ligamentos fibrosos. Un ejemplo de articulaciones fijas son las del cráneo, llamadas suturas.

Los cartílagos están formados por un tejido de notable consistencia, aunque menos resistente a la presión que el de los huesos. Su superficie externa está recubierta por una membrana fibrosa denominada pericondrio, a la que llegan algunos vasos sanguíneos que no pertenecen al cartílago propiamente dicho, ya que éste se nutre por vía linfática. Hay tres tipos de cartílagos:

·El cartílago hialino se halla en la capa que recubre las articulaciones de la mayoría de los huesos, en la unión de las costillas con el esternón, en la tráquea y en la laringe.

·El fibrocartílago se encuentra principalmente en los discos que separan las vértebras y en las articulaciones de las rodillas.

·El cartílago elástico se halla en la epiglotis de la laringe y en los pabellones de las orejas.





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