La utilización domiciliaria de la aspiración de secreciones permite a menudo evitar ingresos hospitalarios derivados de las obstrucciones producidas por la acumulación de mucosidades, con lo que se aporta una significativa mejora de la calidad de vida del paciente. Numerosos tipos de pacientes respiratorios y otorrinolaringológicos pueden beneficiarse de la aspiración domiciliaria:
- Pacientes traqueotomizados.
- Pacientes neurológicos Pacientes con trastornos neuromusculares.
- Pacientes discapacitados o inconscientes.
- Pacientes con secreciones inusualmente abundantes y
espesas; por ejemplo, en el caso de edema pulmonar o fibrosis quística.
El aspirador de secreciones es un equipo con un compresor que crea una presión negativa o de vacío, llamada también succión. Cuando se conectan los tubos, la máquina empuja las secreciones hacia una botella de recogida.
Dispone en general de manómetro para indicar la presión, regulador para seleccionarla, una botella para recoger los fluidos, un tubo que se acopla al catéter de succión, un enchufe, un tubo corto que conecta con la bomba, y un filtro bacteriológico.
Al final del tubo de conexión se coloca el catéter de succión. El catéter dispone de un orificio de ventilación, que actúa como válvula de control. Al colocar el dedo sobre el mismo cuando el aparato está encendido, se puede controlar la succión. El extremo del catéter que va a la boca o garganta del paciente dispone de varios orificios por los que se aspiran las secreciones.
Para aspiración por la boca se puede utilizar un catéter tipo yankauer.
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